15 marzo 2008

*-*-*-* COMPARTIRES *-*-*-*

Antes de iniciar la Semana Santa quisiera compartirles algunos caminares míos para reparar mi olvido de este espacio y para que mi ausencia o la distancia que se ha presentado con muchos de los compañeros y con muchas compañeras no se sienta tanto.


Desde Guate para el desierto.

Algunos sabrán que llegue de Centro América desde finales de junio y que aun continúo en Pitiquito por gracia de Dios y salvación del Género Humano. El curso del PAF concluyo el 03 de junio y junto con Roberto Alvares Dominico radicado en Chiapas y con Chukirawa alias Begoña Mera amigaza que radica en el País Vasco nos echamos un voltion por las tierras de Honduras, El Salvador, Nicaragua (Nicaragüita), Costa Rica y Panamá. Fue una experiencia muy rica de compartir y agrandar la amistad y la complicidad en esta peregrinación a este medio continente desgarrado y apropiado por las manos imperialistas. Para el día 24 llegue de nuevo para Guate y para el 26 volaba de regreso pal desierto de Sonora haciendo una bajada para ir al baño en Phohenix, AZ.

Después de ese día vino la etapa de compartir fotos, experiencias, aprendizajes, y sorpresas. Yo venía con 10 kilos de menos y me divertía la sorpresa de muchos y muchas que querían arrancar pa Guate con la esperanza de pegar un bajón de kilos. Actualmente he repuesto esos kilos y ya me preocupa.

La última experiencia en el PAF fueron los Ejercicios Espirituales de San Ignacio que fueron totalmente en silencio y con una devoción enorme de parte de todos. Fue la coronación de todo el proceso. Ponernos delante del Creador para recibir el cariño y experienciar la cercanía de aquel que nos ha amado hasta muchos extremos. Saberme perdonado y sentir en lo profundo de mis entrañas la aceptación de Dios de muchas zonas oscuras y de mis muchos egoísmos ha sido para mí una referencia hoy para caminar un poco y un mucho más libre y agradecido. Seguir a Jesús en su proceso de crecimiento y en su camino a la cruz fue estrujante para mí, por los desafíos que en mi vida presentaba. Pero sobre todo sentir a Jesús como mi hermano mayor, como aquel compañero que me permitió caminar con El en las calles de Nazaret y en Galilea. Pero también haber caminado con María y José rumbo a Belén y estar justo unos momentos después de su parto. Cuando entre al tejaban donde nos íbamos a quedar ya estaba María con su niño y fue emocionante el que aquel niño, cuando me acerque a Él, me miro con tanta ternura que me conmovió hasta las lagrimas… Jesús me miro con la ternura de aquel que me acepta y me ama, como aquel que es querido por su Madre, su mirada clara y tranquila me arropo y me hace sentirme mas unido a su persona y a su destino.

Contemplar a Jesús como el ser más sencillo que hubiere visto y al mismo tiempo con una capacidad de acogida con los pequeños, estar cerca de aquel momento en que comió con Zaqueo y como este después de muchas preguntas al maestro decide unirse al grupo y dejarlo todo y hacerse cargo de los muchos pobres que defraudo. Muchas cosas me quedaron claras.

Experimentar la resurrección y la certeza de María que después de mucho llorar sentía que su hijo no podía estar muerto. Todo sucedió cuando esta madre dolida, recordaba la noche del viernes, como al recibir a su hijo lo llenaba de besos como queriéndolo revivir a fuerza de ternura y como ahí surgió el chispazo de Dios cuando cayó en la cuenta de que Dios también lo lleno de besos, solo que El si podía devolverle la Vida y fue cuando en medio de su llanto broto una sonrisa diciéndole a Dios con mucha confianza… ¡Sabia que tu no lo podías dejar así! ¡Tu si puedes, tu si has podido! Escribo esto y me conmuevo hasta las uñas de los pies.

Bendita experiencia esta de vivir los EE durante un mes. Mi vida y mi ministerio no han sido iguales, no han quedado en las culpas y en los miedos y prejuicios.

En Pitiquito aun continúo…

Llegando de esta experiencia y después de unos cuantos días en Agua Prieta, me regrese a Pitiquito y entre esos días me presente con don Ulises mi obispo. Sabía que lo que vendría no sería del todo agradable como ya lo esperaba desde antes de irme. Efectivamente mi obispo tenía un cambio de parroquia para los días por venir. El Yaco, compañero presbítero mío, era destinado a estudiar en Roma y yo era el designado a ocupar el lugar en la parroquia de la Sagrada Familia en Nogales. En un dialogo muy sincero entre ambos (don Ulises y yo) pusimos nuestras razones y quedo para los días siguientes la decisión definitiva. Cabe destacar que entre mis razones estuvo mi búsqueda de vivir una vida de equipo real, además de vivir estos primeros años acompañado. Fui claro con mi obispo por la confianza que mostro en aquella platica: ¡no tengo ninguna intención de romper mi promesa de obediencia! Aunque esa obediencia duela. Propuse algunas estrategias para no vivir sintiéndome victima de nadie y al parecer eso nos coloco en posibles situaciones embarazosas. (Ya se que estoy hablando como en clave, con los que he platicado me entenderán, perdón para los que no queda claro, después les platico con detalle). Total que aun sigo sirviendo a esta porción del pueblo de Dios fincada en el desierto. Intentando vivir en equipo, intentando vivir pobremente, intentando contemplar como Dios trabaja incansablemente, intentando parir junto con el pueblo comunidades eclesiales de base, intentando dormir temprano, intentando escribir mas, intentando estar comunicado con mis seres queridos, intentando leer mas, intentado organizar mi vida y poner orden a mis intereses-deseos-convicciones que se han multiplicado, intentando servir lo mas desinteresadamente posible, intentando unir la paradoja de vivir en la base y participar en procesos diocesanos, intentando poner en práctica muchas herramientas aprendidas en el PAF, intentando abrirme a la novedad y al arriesgue, intentando dejar de fumar, intentando vivir aceptándome y vivir con menos culpas, intentando comer menos, intentando empezar a hacer deporte, intentando hacerme mas amigos de los jóvenes, intentando hacer un librito de cantos desde hace rato, intentando defender la pertinencia de vivir en equipo en estos primeros anos de ministerio, intentando leer el periódico todos los días, intentando no tener carro, intentando realizar mi discernimiento de manera más ordinaria, intentando seguir con mi acompañamiento terapéutico que suspendí hace algunos meses, en fin, intentando intentar todo eso y mas.

La presión a veces sube y a veces no me llega, con respecto a la incomprensión de muchos compañeros de mi estancia en la parroquia de Pitiquito la cual tiene 10,000 habitantes. Creo que la realidad en todas partes nos sobre pasa y que nos demanda estar dispuestos a realizar muchos sacrificios y desgastantes horas de chamba. Sin embargo hoy creo, más que nunca, que también tenemos derecho a una vida plena, mas llena de alegrías y ánimos. Creo que es muy urgente rescatar la experiencia de comunión a la que estamos llamados todos y todas. Creo que la fraternidad es una necesidad que no puede ser sacrificada y ultimada en pos de la misión. La misión se plenifica cuando nos vemos llenos de compañía y de amistad intima. Creo que la tarea del presbítero diocesano no es el sacramentalismo y la soledad ensimismada, es comunión, acompañamiento y animación. Eso lo tenemos que vivir nosotros primero pues nadie da lo que no tiene. Me parece que la amargura y las muchas tensiones a la que estamos expuestos es porque no vivimos a tope lo anterior. Eso es lo que he vivido y lo que ahora defiendo con mucha seguridad y con tremendo agradecimiento. Aunque algunos no lo comprendan y lo interpreten como desobediencia o como guevonera. Alguien me dijo una vez, ¡cómo te preocupa lo que digan los demás! Y yo me respondía internamente: -¡no me preocupara tanto si lo que dicen los demás no tuviera tanta fuerza como para obligar a mi superior a no ver la ganancia para mi vida, para mi ministerio, para la parroquia de San Diego, para la diócesis de Hermosillo y para la Iglesia universal que tiene lo que vivo hoy! En fin, esa es mi convicción, no la impongo, pero no quiero renunciar a ella.

Por los caminos del Reino….

Han sido tres experiencias relevantes junto con otras las que he acogido tiernamente y que me han llenado de muchas emociones fuertes.

  1. La vivencia del PAF me imprimió un fuerte deseo que meterme en el camino del acompañamiento y de la animación: acompañamiento de las historias de vida de muchas personas de la parroquia y la animación de los fetos de comunidades eclesiales de base (CEB’s). El acompañamiento y animación de la comunidad juvenil de la parroquia en el que soy “el Mike” para ellos y con los que he compartido mucho con ellos, no tanto como quisiera, pero ellos me han permitido asistir al trabajo del Espíritu en su generación XXY.
  2. La experiencia de acompañante me ha permitido llevar a cabo el primer taller de crecimiento personal (TCP), taller para el que fui capacitado en Guate y que ahora me dispongo a ofrecer con algunas limitaciones pero con mucho cariño. Esta primera vivencia me aporto mucho aprendizaje respecto a las historias adoloridas y las potencialidades ocultas en las personas. Este primer taller lo espere emocionado durante aproximadamente medio año y a la mitad del camino anhele que terminara y ahora recojo muchos frutos de las compañeras y el compañero que lo vivieron.
  3. La experiencia del Encuentro nacional de las CEB’s en Coatzacoalcos, Ver., en donde fui testigo de lo que el Señor de la vida hace entre los pobres que se unen para escuchar la Palabra y para ser mas disponibles a los llamados de Dios en la realidad que vivimos y sufrimos. Este modelo de Iglesia ha modificado mi concepción de ministerio y mi práctica pastoral. Me ha convencido que la Iglesia si no es comunidad no es Iglesia. Que sin la Palabra y sin el encuentro en la casa no es posible rehacer las relaciones rotas en nuestro mundo y en nuestras parroquias. Este modo de ser Iglesia: red de comunidades, me hace sentirme compañero de aquel a quien contemple en los días de oración en los EE.

Otras experiencias muy fuertes y no menos importantes han sido mi participación en el grupo “Mixtli” en el que toco la guitarra y comparto el gusto por la música y la artisteada. Crear y recrear la música y las rolas que nos dicen algo, presentarnos en el atrio de la Iglesia, en una plaza, en un parque o en algún festival, convivir, planear algo nuevo son Aquellas pequeñas cosas que nos deja un tiempo de rosas en un rincón, en un papel en un cajón.




También, la experiencia de cercanía con Claudio y el Tacho, en la oración, en el proceso diocesano de planeación, en el compartir pastoral y en el cotorreo ha sido para mí un nutriente que ya queda bastante explicado antes en este compartir.

La experiencia de participar en la comisión permanente de pastoral alias Vicaria de Pastoral, en el diseño del proceso de Planificación, en el repensar la Iglesia diocesana, en la parición de ideas y experiencias para que lleven a cabo en ese caminar parroquial, decanal y diocesano. El ver una y otra vez la realidad de la iglesia, el acudir a la Palabra, el comprometerme en este apostolado ha requerido de mi mucho tiempo y mucha imaginación. También mucha sorpresa y muchas tensiones. Como Iglesia estamos en el proceso de elaborar Un Plan de Pastoral Participativo que quiere hacer de nuestra Iglesia más apta para responder a nuestros desafíos, que requiere de la participación de todos: Obispo, curas, religiosos y religiosas, laicas y laicos, tiene que estarse defendiendo y tiene que estarse diseñando de manera muy sencilla y novedosa al mismo tiempo, eso es algo que vivo con mucha intensidad junto con otros y otras compas.

La amistad con muchas compañeras y compañeros me ha llenado esta necesidad de vivir siendo querido. Buscar y sentirme buscado, encontrar y hacerme encontradizo, llamar y que me llamen, hablar y escuchar ha sido una frazada caliente en los fuertes inviernos que me han azotado.

Mis mantras-peticiones, mis renuncias pues…

Pido a Dios

DIOS PADRE Y MADRE NOS BENDIGA A TODOS Y A TODAS.



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ALGUNAS FRASES QUE HAN VIBRADO EN MI CORAZÓN
De autores que han dejado mucho en mi proceso