03 febrero 2007

EL PRIMER DIA

Llegamos la noche del martes 30 de enero a la casa sede del Instituto centroamericano de Espiritualidad, llamada CEFAS (del griego que dice piedra, sustento, roca, fundamento). Nos recibió don Carlos el encargado de este ministerio. Enseguida nos presentó con Conchita, la administradora de la casa en que nos hospedamos. Esta hermosa casa ubicada a 19 km. partiendo del centro de Guatemala en el área llamada Satélite. Es un conjunto de edificios dispuestos para acoger. La casa tiene todos los servicios de manera austera y eficaz.
Inmediatamente Conchita me ubicó en donde sería mi cuarto y me ofreció cena. Dejé mis cosas y después fui a cenar y platiqué un momento con ella. Le pasé los saludos que le había enviado Eduardo y rápido se acordó de él. Pregunté por el plan del día siguiente y me informó que era libre hasta las 7:00 p.m. que era la cena de ingreso.

Después de la cena me propuse acomodar lo más posible mis cosas para disfrutar de la casa al día siguiente. Mi acomodo duró hasta las 2:00 a.m. Recordé que ha sido en los lugares nuevos en los que me ha tocado por gracia estar: en el seminario aquel 1 de septiembre de 1995, aquel 10 de septiembre del 2003 en Fronteras, en aquel 10 de julio del 2005 en Pitiquito.
Fue un gesto casi ritual, un sacramento de acoger en mi corazón el lugar que será mi hogar por algún tiempo. Darle mi forma y mi estilo. Repasar las cosas que había traído. Intuir como serán los días y los meses siguientes. Como será el día que abandone este paraíso. También volver a recrear caras y momentos que dejé. Por un momento el peso de 4 meses y medio se posó en mi cuerpo y casi me regreso, por vida de Dios.
A las dos de la madrugada cambié la hora de mi despertador y lo adelanté una hora, pues, aquí tenemos la hora similar a la Cd. de México. Luego cogí el sueño y me perdí definitivamente en el sabroso colchón de mi cuarto.
Al día siguiente sonó el despertador a las 7:00 a.m. y luego a las 7:10 a.m. y al final a las 7:20 a.m. y mi cuerpo no resistió el peso de la gravedad que me unía a la cama. Desperté dispuesto a todo a las 10: 00 a.m. lueguito me puse guapo y me fuí al comedor porque el horario marcaba algo que se llama “refacción” que es simple y sencillamente un refrigerio, un entremés, una comida medio en forma entre horas.
Me eché un café, obligatorio para mí, y un poco de fruta. Posteriormente me propuse a conocer la casa por sus pasillos tanto en el bosque repletito de pinos, altos hasta el “gorro”, tomé fotos y luego me dirigí a mi cuarto para terminar de acomodar las cosas pendientes. Me eché unas páginas de un buen libro hasta llegar la hora de comida, que en horario de Sonora es a las 11:30 a.m.

Comimos y, ahí, conocí a Vegoña, Donata y Zaira, la primera: una compañera laica que trabaja en la animación misionera en Bilbao, en el País Vasco, España; Donata quien es religiosa italiana de las hermanitas pobres de Carlos de Foucould que trabaja en Chile y Zaira religiosa venezolana que trabaja en Guadalajara, Jalisco. La conversación giró de entre las expectativas del curso, hasta datos de cómo salir y llegar al centro de Guatemala. Hicimos las preguntas correspondientes y “fierro pa Juárez”, solo lavarnos los dientes y coger algo para cambiar nuestras monedas a Quetzales.
Estuvimos esperando el autobús que nos llevaría a nuestro destino, algo así como el viaje de la vida que nos lleva a todos al mismo lugar y lo que es fundamental es la actitud con la que viajas. Nosotros, en ese lapso escuchamos unos chistes de Zaira, mujer muy sencilla y harto simpática. En eso salió un carro muy elegante y su tripulante nos ofreció un aventón. Nos fuimos nosotros cuatro más Paul sacerdote jesuita de Brasil y Elena franciscana también de Brasil. Para esto el carro traía copiloto, así que nos fuimos como sardinas recorriendo la calle Rooseevelt para llegar a un banco (Banco de Cuscatlan) donde cambiamos algunos dólares. Después de ahí partimos a una papelería donde algunos adquirieron enseres propios para tomar apuntes y para la computadora.

Nos pusimos en camino a encontrar un lugar propio para conocer la cerveza guatemalteca. Entramos a un restaurante de buen estilo, donde bebimos de una rica cerveza “Gallo” a solo 22 Quetzales (el precio es muy similar porque son tres dólares y cacho) y seguimos en los comentarios y esperanzas de este curso.
Luego, la platica pasó, dominada por Donata y Vegoña, sobre los trabajos de economía solidaria tanto en Chile como en España. Fue un momento grato escuchar a Donata contar sobre su compromiso con los trabajadores agrícolas de temporada de la uva. Y el desenmascaramiento de la mentira que muchos ocultan sobre la bonanza de la macroeconomía chilena. Nos contó sobre algo ocurrido el día anterior a su llegada a Guate: una compañera suya había sido despedida por pedir agua suficiente y limpia para beber en el trabajo. Vegoña una mujer acelerada y ardiente en su platica y en sus gestos, algo muy propio de los vascos (la neta no conozco a ninguno, pero algo se de ellos, imagínense de ahí es la ETA). Vegoña estuvo trabajando 7 años en Ecuador en su trabajo de misión promovido por la diócesis de Bilbao.

Después de este grato momento, nos encaminamos para el regreso, el pedo fue encontrar la calle o carretera que nos llevara a Antigua y luego encontrar el camión que nos llevara a Satélite.

En la noche antes de la cena nos congregaron para dar algunos elementos, cenamos y luego vino la presentación del curso para después ofrecer algunos de nuestros generales a los demás. Grupo muy variado y muy notable en algunos de ellos su compromiso y su búsqueda de “otro mundo posible”.

En el curso estamos un poco más de 50 participantes variados tanto en origen como en denominación y trabajo pastoral.
Hay presentes hermanas y hermanos provenientes de EUA, Colombia, Honduras, Chile, Brasil, Republica Dominicana, España, Ecuador, Perú, Nicaragua, Salvador, Inglaterra, Argentina, Panamá, Polonia, México y Guatemala. Pero algunos tienen orígenes distintos: Micheline que vive en Panamá pero es del Congo Belga, algunos españoles que viven aquí en Centroamérica, Juana que es del Japón radicada en Perú, Héctor sacerdote redentorista que es Puerto Rico y presta sus servicios en Rep. Dominicana.

El equipo que coordina el grupo está integrado por algunos sacerdotes y laicos. El mismo director del Instituto es Vinicio laico casado, persona altamente agradable y sencilla. Basilia Girón que es indígena Maya, todas personas muy dispuestas a su ministerio de acompañarnos.

MIKE

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ALGUNAS FRASES QUE HAN VIBRADO EN MI CORAZÓN
De autores que han dejado mucho en mi proceso