13 febrero 2007

REPORTANDOME UN RATITO ...

HOLA A TODOS SALUDOS Y LOS TENGO EN EL CORAZÓN

No se que pasó por esta casa estos días, pero trataré de explicarlo en palabras que intentan colorear esta experiencia tan fuerte para todos, tan tremenda para mi.

No sé si fue un terremoto, un tsunami, o una aplanadora nos pasó encima, no sé si nos metieron a un cuarto y de repente nos apagaron la luz y luego los chingazos por dentro (sobre todo) y por fuera, más leves. No sé si nos mandaron una bomba inteligente que se metió a las entrañas, no sé si nos metieron a uno de esos rodillos de lavadora antigua, no sé si vino una nube y de repente se apoderó de nosotros para hacernos temblar hasta lo más hondo (jor, diría Begoña), no sé si nos metieron un vibrador por el fundillo o nos sacudieron como un árbol de naranjas para que cayeran los frutos más maduros y sobre todo los podridos. Lo que si sé es que se descubrió a bajo relieve lo adolorido que llevamos nuestro cuerpo. La herida hondísima y escondida que todos llevamos y sufrimos. Nos salieron lágrimas guardadas en las entrañas enfermas y lastimadas. A las voces que nos gobiernan internamente les pusieron lupa y volumen. Las heridas que producimos con nuestro estilo de vivir movido por el miedo y la compulsión.

Ahora solo sé, que si en algo somos solidarios todos los humanos y humanas es en el dolor y el sufrimiento. Cuantas cosas cargamos en la espalda y en la boca del estómago. Cuantos gritos reprimidos. La cadena y espiral de venganza, y cólera, de la que somos engranaje.

Todavía conservo, asco, ira, lagrimas. Pero muchas ganas de ser libre. Todavía me pregunto –Dios ¿Dónde estuviste cuando yo sufría?

Tengo esperanza y confianza que Él un día de estos me responda y le ponga un curita a mi herida tan desconocida por 30 años.

Aunque pareciera, un tanto pesimista, solo expreso esta experiencia muy personal donde pude darle chance a mi cuerpo que me expresara los muchos recuerdos que tiene grabados, reacciones desproporcionadas, mecanismos de defensa y sobre todo pude gritar mi miedo y vomitarlo.

He estado desconectado del mundo exterior a mi, un rato. Y este día nos dieron chance de un respiro. Estamos en el taller de crecimiento personal, y esta parte se llama: descubriendo y sanando mi herida. ¡Que cosa tan tremenda y tan difícil! Ahora puedo compartirles en mi propio testimonio el poder liberador que tienen las lágrimas. No soy un hombre nuevo, soy un hombre herido que espera de su creador fuerza para cambiar esta historia.

Estoy bien, no se preocupen.


Tus comentarios por favor:
Hola Miguel, gracias por compartir con nosotros tus amigos esta experiencia tan fuerte que estás viviendo, gracias por dejarnos conocerte un poco más. Me imagino que todo esto te hará mas fuerte, mas sensible y mas humano "a eso" que a todos nos aqueja en más de una ocasión.
Que estés bien.
Luis Cardenas
 
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