06 febrero 2010
ARTICULOS VIEJITOS Y RECIENTES
30 de septiembre de 2009
Abriendo caminos
Harto gusto me da entrar y participar en este espacio periodístico, que apenas inicia y en el cual yo también comienzo con “temor y temblor” por la disciplina y la dosis de creatividad que aquí se requieren.
Aunque el ser “escribidor” ha sido más bien un deporte, ahora paso a serlo de forma seria, dedicada y responsable, porque quizás en algunas ocasiones nuestra amable directora pondrá frases como “todo lo contenido en este artículo es responsabilidad del autor”.
Estoy convencido de que en las vías de la vida hay que probarlo todo y quedarnos con lo mejor, es decir, son muchos caminos que aguardan y esperan ser transitados y cada uno a su tiempo y a su modo pero hay que caminarlos.
Así, pues agradezco a la dirección de este nuevo espacio periodístico, “Movimiento Informativo”, la oportunidad de compartir mis ocurrencias, mis locuras y mis sueños. Y con la aclaración de que mis palabras no solo serán responsabilidad mía, sino de todas las personas, realidades y acontecimientos que conspiran para que en mi corazón y en mi cabeza afloren rutas, señales, caminos de exploración, horizontes y arcoíris de muchos colores que puedan ayudar a sentirnos en caravana en esta gran caminata histórica en la que se encuentra la humanidad hoy.
En ti la música se hizo jovialidad
Un compañero de camino al que quiero dedicar esta primera participación es Alejandro Avalos Flores, el “Profesor Avalos” como cariñosamente le llamamos quienes hemos tenido la fortuna de convivir con él. En estos días, el “Profe” está cerrando un ciclo en su vida de músico, maestro y acompañante de muchas generaciones de jóvenes no solo en las notas melódicas sino en la vida toda.
Profe, quiero agradecerte tu labor callada y consagrada a despertar en todos nosotros el gusto por la música y por la amistad, en ti se hizo la síntesis del que sabe esperar los ritmos que cada uno lleva y de quien tiene la batuta en la mano para exigir una nota en su compás y sintonía; en ti se unió la sabiduría y la jovialidad, la música y la plática profunda, la ternura y el vigor, las palabras claras y las dudas humanas, de las que fui testigo.
Tú fuiste extranjero en tu casa, pues a esta ciudad llegaste y la convertiste en tu patria, caminante fuiste, caminante eres y tu camino nadie lo recorrerá. Por equipaje trajiste tus conocimientos y tu sencilla presencia que supo ganarse cariño y admiración. Aquí forjaste tu carrera, engendraste a tu familia, cultivaste el arte, levantaste paredes, desmontaste horizontes, acogiste juventudes, colocaste fundamentos, heredaste talento. Eso has sido Tú, Profe Avalos, para mí y mis amigos que aún conservo, que aún conservas.
Querido profe, tú abriste caminos en esta ciudad para la buena música, has sido buen caminante aunque de pronto solo fueron tu trompeta y tu familia, tus compañeros. Tu huella se queda de forma incalculable en el quehacer de muchos de nosotros y nos queda tu herencia de pasión reflejada en la disciplina, la paciencia y la renovada esperanza con la nos iniciaste en el cantar, en el digitar y en el sonreír. Trombonista por obligación, trompetista por convicción, albañil por oficio, maestro por vocación, ser humano siempre en tensión, y creo que hasta has cometido algunos versos.
Tu andadura ha valido la pena y la sigue valiendo. Camina en paz, compañero, en tu vejez aún llena de juventud y compromiso. Como dice Machado, “caminante no hay camino se hace camino al andar” y nos quedarán las señales de la brecha abierta con tus pies descalzos de mocedad y tus canas sapienciales de alegre ancianidad.
Muchos sabemos que “ni vueltos a parir somos músicos” pero, si yo fuera a parido de nuevo, me gustaría coincidir contigo y ser tu amigo otra vez y lo digo “aquí y en Imuris”.
