29 marzo 2007
AQUI Y AHORA....
Comienzo este compartir desde un dato en el que he caído en la cuenta estos últimos días, especialmente en el taller de biodanza. He descubierto que una parte importante de proceso vulnerado se sustenta en una compulsión de estar fuera de mi, cuando no en el pasado, cuando no en los otros o en el futuro. Me explico: no he disfrutado lo suficiente el “aquí y ahora” en mi vida. A veces bebiendo del pasado doloroso sin encontrar la fuente de mi sufrimiento sino bañándome en las aguas de acontecimientos, personas y acciones en las que no he podido encontrar salida a y/o de acoger mis sentimientos, también buscando la construcción de mi imagen y de mi estima en lo que puedo hacer por los otros hasta el grado de sentirme víctima y por último intentando proyectar, igual compulsivamente, lo que voy experimentando pero sin saborearlo y meterlo a mi cuerpo y mi inconsciente, siempre queriendo hacer planes, acciones, construir pero sin llevarlo a cabo porque aquello no se convirtió en carne de mi carne.
De ahí mi ansiedad, de ahí mi autorreproche, de ahí mi la no valoración, de ahí la culpabilización, de ahí MI INSATISFACCIÓN y mi desconfianza.
El estar no ha sido un proceso mío suficientemente, disfrutar de la presencia, contemplar lo que ahora siento y lo que sucede alrededor sin mis conceptos morales. Simplemente el saber que aquí y ahora ocupo un lugar en el espacio, el tiempo-historia, en mi adentro, en la vida de los demás: AHÍ ESTÁ LA VIDA.
No digo ni concluyo que habrá que rehuir a estas otras dos dimensiones temporales, sino precisamente eso redimensionarlas. La historia en la que soy actor en un escenario impuesto –diría Zubiri- y que se conecta con sucesión de acontecimientos y coincidencias con mi padre y madre, hermanos y hermana, amigos y amigas me invita a que esté constantemente revisándola, pero no para vivir desde ahí y mucho menos de mis heridas sino para explorar donde se encuentra el origen de lo que siendo hoy y punto. La historia en la que soy autor y agente –igualmente diría Zubiri- y que me lanza al futuro para que pueda construir, inventar, escribir no puede quitarme el derecho a “caber en mi”.
Caber en mi y que otros quepan en mi, implica un proceso de intimidad conmigo mismo, lo cual hace surgir un deseo hondo de valorar lo que soy, simplemente por que soy y estoy aquí y porque hay Otro que habita en mi.
El discernimiento en “caliente” ¿Qué siento ahora? ¿a que me lleva esto que siento? Es una necesidad que quiero abrazar y acoger en mi vida. De lo contrario caeré en las tretas del mal espíritu como tanto ha sucedido ya.
Ahora mismo siento que he encontrado un filón que me explica y que me ayuda a derrumbar mi baja autoestima y mi compulsión de buscar ser querido.
Esto se traduce en cosas que necesitan hacerse connaturales en mi proceso: Disfrutar de los dones recibidos y evidentes: la salud, la presencia, el sol, el viento, etc. Celebrar mis victorias por pequeñas que sean. Acoger y bañarme en el amor gratuito que los demás me regalan. Ofrecerme a mi mismo el cariño que necesito y que los demás no cubren suficientemente.
Ahora escribo primero para mi y después para ustedes, sabiendo que esa alegría en mi se contagia está siendo recibida con agrado.