MIKE TU HERMANO

Estas líneas forman parte del mismo trabajo que menciono en otro artículo sobre la muerte más abajo. Aquí se me pasaron las copas y me puse a hacer Teología de la Carne Asada. Algunos ya lo conocen.

LA CARNE ASADA, SACRAMENTO Y ANTICIPACIÓN RELATIVA DEL REINO DE DIOS

Al terminar el curso de escatología cristiana me he quedado con un sabor de boca muy agradable, al descubrir al Dios y Padre de Jesús, el cual es el mismo Dios de Abraham y de Jacob, en todo el esplendor de su amor para con la humanidad. El Dios de la liberación y de la resurrección es el que ha hecho posible la entrada al ámbito de la existencia al mundo y es el que ha enviado a su Hijo para que se encarnara y con su humanidad rescatara la nuestra. Dios es el Dios de la creación (del mundo), de la liberación (de Israel), de la encarnación (de Jesús), de la resurrección (de Cristo el Señor), y es por tanto el Dios de la salvación de todos los hombres. Dios es todo esto porque el principio que lo ha llevado a realizar es el amor libre y gratuito que lo inunda y con el cual Él se identifica. Por tanto todos los seres estamos llamados a vivir en la plenitud, en la felicidad y en el amor. Dios es amor y vive en si mismo un misterio de comunión personal de amor, Él inscribe en toda la humanidad del hombre y la mujer la vocación y consiguientemente la capacidad y la responsabilidad del amor y de la comunión. El amor es, por tanto, la vocación fundamental e innata de todo ser humano. Que todos los hombres tengan vida y vida abundante en el amor es el sueño de Jesús: en esto consiste el Reino de Dios y en esto consiste el cielo de los cristianos al cual todos estamos destinados. A partir de Jesús y de todo el misterio de su salvación (encarnación-muerte-resurrección-glorificación), sus discípulos podemos afirmar categóricamente la presencia del Reino de los cielos y de Dios mismo donde se encuentren sus signos claros y anunciados: la emergencia de la vida, la solidaridad, el amor, los lazos de familia, la conciencia de Igualdad de los hijos de Dios; y por consiguiente la extinción del dolor, la muerte y la enfermedad, la división y todo lo que deshumaniza y desdiviniza a las personas(Lc 4, 16-19; 7, 18-23; Mt 5,3-12).

Por eso, con un atrevimiento sano, he querido terminar haciendo un análisis de un ritual netamente sonorense, para encontrar en él rasgos de una experiencia humanizante y cargada de los altos valores del Reino. La carne asada es el ritual al que nos referimos, y sobre el cual haremos algunas reflexiones, retomando algunas notas de la teología del Reino de los cielos.

La carne asada es un banquete que se comparte y la mayoría de las veces se organiza por todo el grupo que participa, así la llaman una “comida de traje” . Por tanto todos de alguna manera participan en su organización y preparación, pero con un cambio curioso y fundamental: los roles de genero (normales en una sociedad machista) se invierten, generalmente las carnes asadas son elaboradas por sujetos masculinos, desde la preparación de las brasas o "fuego", pasando por los trozos o cortes, el "echarla" y a veces servirla en trocitos más pequeños para hacer burritos. La realización y conducción de este ritual esta reservado principalmente a los hombres. Esto constituye un hecho normal y no cuestionado por los que realizan este tipo de comidas.

Además el ritual de la carne asada alcanza su fuerza plena si se realiza preferentemente en el campo, la huerta o en el río, es decir, al aire libre, nunca se puede realizar en un espacio cerrado y si es preferible fuera de casa, mejor. Se convierte en algo embelecedor mirar el carbón o la leña cuando poco a poco se va metamorfoseando a lumbre, a fuego, es una especie de hipnosis, al igual que sentir el aire y hacer su trabajo en el fuego, avivandolo, es algo verdaderamente catártico, es decir algo que nos obliga a olvidarnos de los problemas diarios y de las dificultades propias de la vida.

Por tanto, "hacer" carne asada, oler a humo, sentir la libertad al aire libre, comer informalmente, sea parado o sin mesa y sin utensilios, "agarrar" y enseñar los dientes a nuestros semejantes no es otra cosa más que hacer reminiscencias a nuestro pasado (festín) sobre todo indio, y lo que ello implique, es el de sumarse alrededor del fuego sagrado, como también es el hablar a gritos en donde no se encuentren muros o paredes de ninguna especie o porque las distancias entre los sujetos es considerable, además el viento del desierto se lleva la voz rápidamente por lo que hay que privilegiarla aumentándola a gritos. Los lazos tribales reaparecen con el hábito y la repetición ceremonial de la carne asada. Sus participantes se funden en una > subjetivamente. Participar en un ritual social como la carne asada, se traduce en entender informalmente que sus miembros son afines y se respetan entre sí.

Además de que el canto o la música es algo indispensable para toda reunión festiva, esta lo es en una carne asada, una guitarra o un aparato de sonido es algo que no pueden faltar, cantar juntos sin censuras, ni comparaciones, cantarle al amor, y a todo lo humano; lo mismo sucede con la bebida, que en su mayoría es la cerveza, contribuye a acelerar y exagerar la alegría.

Este es a grandes rasgos un intento de análisis, en el que ahora profundizaremos para decifrar y clarificar para nuestro fin las notas fundamentales de dicho banquete sonorense, y de que manera nos revelan el Reino y sus valores.

Decíamos mas arriba que nuestro ritual es también y antes que nada un banquete. Su finalidad es compartir, no solo comida y bebida, sino un momento y espacio diferente al ordinario. En el banquete se celebra la comunión amistosa de los individuos entre si, que gozan de la bondad de las cosas. Como banquete que es, la carne asada siempre incluye alguna exageración, algún despilfarro: el tiempo se maneja al antojo, si es limitado no sirve, no puede ser en tiempo de trabajo, se bebe y se come carne, se gasta más, se habla alto, se ríe, se canta. No se trata solo de exitación que puede producir la bebida, sino de la alegría, se contagia, se exterioriza en gestos, que quiere arrastrar a todos el mismo gozo de la vida.

Por ser banquete, como decíamos, la carne asada, es una fiesta, es decir una reunión festiva o sea la congregación de personas con algún lazo estrecho (familiares y amigos), para festejar algún acontecimiento importante o en su defecto para celebrar la vida, la presencia. Es un hecho gratuito, todos pueden caber en ella, todos pueden comer y beber, reir y cantar. Los lazos anteriores que hacen posible el ritual sonorense, estrechan, se tematizan y se reconocen entre los participantes. En esta fiesta todos son iguales y de igual manera se participa.

El tiempo de la fiesta de la carne, es un tiempo de gratuidad, que no se identifica con el trabajo, ni con el trajín de la vida diaria, tampoco es un tiempo de pereza, no se fabrica nada, ni se produce nada, solo se comparte y se ahonda en la vida. La fiesta es un > , en este tiempo el hombre no rinde, pertenece al campo de lo inutil, de lo no-funcional y por pertenece al campo de lo simbólico, de lo sacramental. Es encantamiento, expresión de otra alternativa de vida que no es la cotidiana, es anticipación del futuro sin el peso ni la preocupación del presente, negación de las cargas que se acumulan sobre nuestros hombros. Negación que esas cargas sean definitivas. La carne asada es fiesta de esperanza. Hace que uno se de cuenta del papel esencial que lo inútil en la vida del hombre, para que sea plenamente humana. Lo mas bello del este momento festivo no se fabrica ni se programa, ni depende de los preparativos; estos ayudan a que acontezca, pero no lo producen. Esta belleza, encanto y alegría es gratuito.

La carne asada, por ultimo es un ritual, es decir una red de símbolos y gestos simbólicos que reflejan hondamente algunas actitudes y aspiraciones muy humanas. En la carne asada los roles genérico se invierten y se intercambian. La preparación le corresponde al varón, se desechan los prejuicio machistas, todos somos iguales, el varón no deja de serlo cuando prepara la comida para los demás, la mujer no deja de ser mujer al no hacer “ lo que de ordinario le corresponde” , no hay servidumbre, ni anfitriones preocupados por agasajar a los convidados, todos se preparan y se sirven sus platillos, todos toman una plato y buscan su lugar. El “ todos” significa comunión e igualdad.

La carne asada tiene que ser en un espacio abierto y tranquilo, si es posible en el campo mejor, se convierte así en aspiración de la tranquilidad, del olvido de la vida violenta y de prisa que se vive todos los días, es la búsqueda del silencio de las presiones y las dificultades. Además sentir el aire en el rostro, significa y recuerda la libertad a la que también aspiramos, lo mismo que la ausencia de los utensilios que por tradición se inculcan como indispensables para las superficiales buenas costumbres, comer parado, o en un asiento improvisado, con las manos también evoca, significa y produce lo genuinamente humano, la ausencia de escrúpulos y cuidados externos, ante los queridos no es necesario cuidar lo superficial, sino cultivar lo mas interior y los mas hondo de nuestra vida y amistad.

La carne asada como banquete donde se despilfarra y se comparte la vida, como fiesta donde se celebra la vida y la igualdad, y además se vive un tiempo gratuito y preciso de ocio humanizante y como ritual que evoca y provoca las aspiraciones mas humanas de libertad y de verdad, nos recuerda como es y como debe ser el cielo para los sonorenses y cuales son sus exigencias éticas para gozarlo ya en esta nuestra existencia y aguardarlo al final de la misma. MASG

# colocado en este espacio por MIKE TU HERMANO : 2:15 a.m.